La Corte Suprema dejó firme la condena a cuatro años de prisión para el exministro de Planificación Federal al considerarlo partícipe necesario del delito de “administración fraudulenta en perjuicio de la administración pública” por la tragedia ferroviaria de Once, ocurrida el 22 de febrero de 2012, y que causó la muerte de 51 personas.
La decisión lleva la firma de los supremos Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz y Ricardo Lorenzetti. El trío ratificó la condena sin siquiera revisar el recurso presentado por De Vido y lo rechazaron por “inadmisibles”, en aplicación del artículo 280 del Código Procesal Civil y Comercial. Además de la pena de cuatro años de prisión, De Vido tendrá inhabilitación especial perpetua para ejercer cargos públicos.
Prácticamente de inmediato, el Tribunal Oral Federal Nº 4 –el encargado de ejecutar la pena– le remitió un escrito a De Vido donde le ordenaba que se presente el jueves a las 10 para que se haga efectiva su detención.
En 2018, el TOF 4 había condenado al ex ministro, al considerar que no cumplió con su deber de controlar el uso de los fondos públicos asignados a la concesionaria Trenes de Buenos Aires (TBA).
De Vido había sido absuelto del delito de estrago culposo, vinculado a las muertes y lesiones ocasionadas por el accidente, pero se lo responsabilizó por el manejo irregular de los recursos públicos.
Lo que buscó demostrar De Vido es que con la compra del material ferroviario, la idea era repararlo en talleres que estaban parados y, de esa manera, reactivarlos. El siguiente paso sería reforzar el servicio de trenes en el que se viajaba muy mal. Pero llegó la tragedia de Once. A partir de ese momento, al entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner puso todo en manos de Florencio Randazzo, al que designó ministro de Transporte, sumó una enorme cantidad de recursos para modernizar el sistema comprando locomotoras y vagones chinos y se dejó de lado el plan original. Randazzo declaró en el juicio afirmando exactamente eso y De Vido, en sus últimas palabras, se lo agradeció.
Ante los jueces, De Vido condenó la forma en la que se demonizó a través de los medios de comunicación todo lo hecho durante su gestión: “Fue una condena pública, sin piedad, como ocurre desde el primer día de la causa”. El exministro no intervino directamente en las operaciones de compra del material ferroviario dado que Ricardo Jaime tenía cierta autonomía y juego propio, pero la fiscalía igual le asigna responsabilidad porque Transporte estaba dentro del Ministerio de Planificación.

