Para empezar, pensemos en una dieta ¿Cómo explicar en qué consiste? Existen varias definiciones, pero casi todas refieren a un patrón general de consumo de alimentos y bebidas de una persona o población, que puede estar influenciado por factores culturales, económicos, religiosos y de salud. Es decir, hablan de aquellas cosas que elegimos comer, su frecuencia, cantidad, modalidad, etc.
Que esta elección esté guiada por muchos aspectos, entre ellos el cultural, nos obliga a pensar, para cada quién ¿en qué cultura vivimos? En Occidente, prima desde fines del siglo XIX y principios del siglo XX, según la argentina y doctora en Psicología, Guillermina Rutsztein, la “cultura de la delgadez”. Como su nombre lo señala, refiere a la prevalencia de cánones de belleza relacionados a una figura delgada, asociando a esta figura con el éxito, la felicidad y la salud.
Así, comienzan a cobrar relevancia las dietas como modo posible de alcanzar ese ideal de belleza y éxito. Pensemos ahora en “moda” ¿qué es? Gilles Lipovetsky, sociólogo y filósofo francés, la define como un fenómeno sociocultural que implica la adopción temporal de determinados estilos, comportamientos o productos dentro de una sociedad
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Ahora, “dietas de moda” ¿cuáles? Si pensamos en momentos y en tendencias, no hace falta más que entrar a Instagram o cualquier otra red social para encontrarnos, entre otras, con las siguientes: la Keto, la Paleo, la vegana, la detox, el ayuno intermitente, etc. En esta época son éstas, pero históricamente hubo otras: como la dieta de la sopa, de la cebolla, etc.
Si indagamos en profundidad, todas tienen en común la restricción, es decir, dejar de lado algo, prohibir algo. Por ejemplo: prohibir algún grupo de alimentos, o prohibir su consumo por determinada cantidad de horas. También proponen, de modo implícito, la distinción de alimentos “buenos” de “malos”. Los que están dentro de los “malos” suelen ser aquellos que, por sus características nutricionales, al comerlos, generan rápidamente satisfacción, placer.
Entonces ¿las dietas, nos prohíben el placer? Si. Y continuando con el placer, ¿el comer es un acto placentero? Por supuesto que lo es. Es importante saber que, al privarnos de algo placentero, lo que hacemos en la psiquis es aumentar el deseo por ello.
Este circuito comienza a generar tensión psíquica, irritabilidad, estrés, nerviosismo (circuitos que tienen también una explicación fisiológica en la que no ahondaremos en este artículo). Y esa tensión, muchas veces se descarga en actos. Actos que conllevan, la mayoría de las veces, a la ejecución de eso prohibido, pero de una manera desmedida, descontrolada. Un ejemplo de esto es un atracón o las ingestas desmedidas que ocurren luego de hacer alguna dieta o de ayunar muchas horas.
La repetición de este circuito lleva claramente al fracaso de la dieta y también podría llevar a una reganancia de peso, a alteraciones de tipo emocionales y, en muchos casos, al desarrollo de un trastorno alimentario. Entonces, por qué no abandonar las “dietas de moda” y pensarlas como “demodé”