Corrientes espera las elecciones entre la tranquilidad social y las suspicacias opositoras

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Corrientes espera las elecciones entre la tranquilidad social y las suspicacias opositoras

 La vida en Corrientes continúa con normalidad. El bullicio del jueves pasado, cuando los cierres de campañas ganaron las calles céntricas de la capital, es historia. Ahora, con un termómetro que superó los 30 grados y un cielo apenas nublado, las familias pasean por la costanera y pueblan las terrazas frente a la majestuosidad del Paraná. El silencio que impone la veda electoral marca el pulso después de semanas de propagandas, recorridas, caravanas y actos públicos que bombardearon radios, plazas, clubes y pantallas. Este domingo es el día D: la provincia elige gobernador.

En el entretanto, los ciudadanos atienden los quehaceres de un fin de semana que pasa como del montón. Por acá, el único indicio de que mañana va a pasar algo es la cartelería de los candidatos, centinelas de una sociedad que, por lo menos por ahora, está en otra. La política, en cambio, no. Sectores opositores, desde el peronismo hasta el espacio de Ricardo Colombi, ponen la lupa sobre el conteo de votos, al que vinculan con un hermano del jefe provincial.

Hace un mes, el PJ pidió a la Junta Electoral que provea de la información necesaria sobre cómo va a se la transmisión de los datos de las escuelas al centro de cómputos en el escrutinio provisorio por parte de la empresa Andreani. También los manuales de procedimientos y de cómo va a ser el despliegue y el repliegue de las urnas, entre otros ítems. Al no obtener respuesta, el justicialismo presentó una medida autosatisfactiva en la Justicia provincial para «subsanar todas estas omisiones».
«La Justicia rechazó inmediatamente la presentación. Estamos ocupados y preocupados para tener mañana la mayor cantidad de información de cómo se va a hacer el escrutinio provisorio. A 12 horas del inicio de las elecciones, no tenemos ninguna certeza», comentaron.

Corrientes y el desafío de romper la baja participación electoral

Hasta el momento, los comicios provinciales marcaron un promedio de participación cercano el 60%, postal de la apatía generalizada. Santa Fe, Misiones, Jujuy, CABA, Salta, Chaco, San Luis y Formosa son los distritos que acudieron a las urnas en lo que va del año, luego de que sus líderes decidieran desdoblar las elecciones locales de las nacionales. La bitácora continuará la semana que viene con la provincia de Buenos Aires, tal vez el escenario más trascendente hasta el momento.

Después, no habrá más hasta el 26 de octubre, cuando todo el país acudirá a las urnas para renovar media Cámara de Diputados y un tercio del Senado nacional. Ese día también se celebrarán comicios provinciales en Catamarca, La Rioja y Mendoza. Santiago del Estero, por su parte, elegirá nuevo mandatario. Los casos correntino y santiagueño son particulares. Ambas sufrieron intervenciones federales en el pasado y sus calendarios quedaron desfasados. Por eso, no cambian al Poder Ejecutivo junto con sus pares, sino que lo hacen con su propio cronograma.

Para Roberto Bacman, analista político y director del Centro de Opinión Pública (CEOP), la baja participación electoral no es un fenómeno propio de una provincia o que perdjudique en particular a un solo partido, sino que es transversal. “Hay un efecto de hartazgo, cansancio, resignación o como quieras. Hay varios adjetivos que le podemos poner al fenómeno, que es enojo y desilución con ciertos partidos políticos o con ciertas realidades políticas. Es un fenómeno que empezó a verse por primera vez en el año 2021 y uno especialmente en la provincia de Buenos Aires”

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